Historia del Colegio de Guardias Jóvenes

Colegio Guardias Jóvenes «Duque de Ahumada»

Entrada al Colegio de Guardias Jóvenes
Entrada del Colegio de Guardias Jóvenes «Duque de Ahumada»

Su artífice: El Duque de Ahumada.

Francisco Javier Girón y Ezpeleta de las Casas y Enrile, II Duque de Ahumada y V marqués de las Amarillas (V), nació en Pamplona (Navarra), el 11 de marzo de 1803 y falleció en Madrid el 18 de diciembre de 1869. Nació en el seno de una familia perteneciente a la nobleza y de rancia tradición militar. Como miembro de la aristocracia, se benefició de los privilegios establecidos por Carlos IV para este estamento, y en 1815, con tan sólo 12 años de edad, se le concedió el ingreso en el Ejército con el grado de capitán, en atención a los méritos contraídos por su padre en la Guerra de la Independencia.

Fue el artífice de la creación de la Guardia Civil, pocos meses después del segundo decreto fundacional, podía ser ya revistada una “fuerza inicial” compuesta por 1.870 guardias civiles de ambas armas (1.500 infantes, 370 a caballo), que se aprestó a distribuir por todo el territorio peninsular.

El texto doctrinal fue la Cartilla, auténtica obra maestra por donde se iban a regir los guardias civiles en su fuero interno, comportamiento público como soldados y como agentes del orden, lo regulaba prácticamente todo sobre la forma de proceder del guardia civil: desde su aseo personal hasta la vestimenta, desde cómo instruir sumarias hasta cómo realizar los más variados servicios. Nada quedaba a la improvisación. De esta forma, la idiosincrasia del guardia civil quedaba perfilada, y lo hacía según el más puro estilo ahumadiano.

En apenas una década, la limpieza y ordenación interna en descampado que para acabar con el bandolerismo y la delincuencia que hizo la Guardia Civil resultó un éxito. Bastará consignar este dato: sólo en los años iniciales,1846 y 1847, el número de aprehensiones verificadas por el Cuerpo ascendió a 40.093 maleantes (delincuentes de todo género, contrabandistas, desertores, prófugos). Tanta eficacia consiguió el objetivo fundamental de su misión: devolver la tranquilidad anhelada a los caminos de España.

Murió (18 de diciembre de 1869) en su casa madrileña de la calle de Factor, a escasos metros del Palacio Real. Según la partida de defunción que obra en la parroquia de Santa María la Real de la Almudena, el fallecimiento le sobrevino “repentinamente a consecuencia de una congestión cerebral debida a una lesión orgánica del corazón”. Su amor a la Guardia Civil era tal, que había ordenado en el testamento su expreso deseo de ser enterrado “vestido con mi uniforme de Inspector General de la Guardia Civil, que tanto me ha honrado […] y quiero también ser bajado hasta el carro y llevado luego al nicho en hombros de los guardias civiles, a quienes ruego asistan todos a mi entierro”. La Benemérita le correspondió con la veneración que hacia su figura han sentido las distintas generaciones de sus componentes hasta hoy y su nombramiento como “Coronel Honorario de la Guardia Civil”, máxima distinción de esta institución. Sus restos mortales reposan en el panteón familiar del cementerio de San Isidro (Madrid).

Inicios Compañía Guardias Jóvenes

Bandoleros y delincuentes de la peor calaña, expertos en pillajes y asesinatos andaban sin control por los caminos y veredas de la España de la mitad del siglo XIX. Moverse de un punto a otro sin llevar escolta era una temeridad, el país estaba sumido en una notable crisis económica y sin ninguna institución que a nivel nacional tuviera como objetivo la defensa de la seguridad y el orden.

Reinaba Isabel II, hija de Fernando VII y tras muchos intentos de solucionar el problema no lo conseguían, tuvo que llegar un navarro para solucionar el problema, era Mariscal de Campo Francisco Javier girón y Ezpeleta de las Casas y Enrile, II Duque de Ahumada y V Marques delas Amarillas dio con la clave, era la creación de un Cuerpo, ya establecido en Francia con la Gendarmería.

El 3 de mayo de 1844, el Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra, Capitán General Ramón María Narváez, acepta las siete condiciones impuestas por Ahumada para ser el primer Inspector de lo que sería conocido como Guardia Civil. Un R.D. aprobado en Consejo de Ministros el 20 de marzo de 1844 y sancionado por la Reina ocho días después, daba el visto bueno para poner en marcha un proyecto que perduraría hasta nuestros días.

Fue una dura selección entre lo más granado del Ejército del momento, al final poco más de dos mil hombres fueron los elegidos, en poco tiempo empezaron a desplegarse por España y solucionar los problemas de inseguridad, pero esto conllevo la muerte de muchos guardias civiles en enfrentamientos armados con los delincuentes.

Ahumada veía que sus hombres caían o quedaban impedidos en acto de servicio y dejaban viudas y huérfanos. En aquella época era poco menos que enviarlos a la indigencia, por ello ideo la creación de un Centro en el que pudieran acogerse a los huérfanos e hijos del personal del Cuerpo para formarles y, en su caso, que nutriesen también las filas del Instituto.

Isabel II La Católica
Isabel II La Católica
Duque de Ahumada Colegio Guardias Jóvenes de la Guardia Civil
Duque de Ahumada

Selección de alumnos

Todo era planificado a la perfección por Ahumada y sus cuadros de mando, en especial de su personal de plena confianza y siempre fieles colaboradores, los tenientes coroneles León Palacios y Carlos Purgoldt. Los nuevos alumnos huérfanos de la recién creada Compañía-Colegio de jóvenes, serían admitidos, mantenidos, vestidos y educados militarmente, los hijos de los Guardias, Cabos y Sargentos de la Guardia Civil, a quienes pueda corresponder y aspiren a disfrutar esta gracia, con tal que a su buena conducta no adolezcan de imperfección o defecto físico.

El duque de Ahumada dictó una circular dirigida a los coroneles y tenientes coroneles jefes de Tercio, en la misma se impartían instrucciones sobre el derecho de preferencia a ingreso de esos jóvenes y para que llegase a conocimiento de todos los que considerasen que tenían derecho a solicitar plaza en la Compañía-Colegio, ordenó que además de su publicación en la correspondiente orden general de cada Tercio, se difundiera también a través de los boletines oficiales de cada provincia.

Las instrucciones eran claras, se establecían tres categorías. La 1ª correspondía a los hijos de guardias, cabos y sargentos, que, desde la creación del Cuerpo, “hubiesen muerto de heridas, golpes u otro accidente, recibidas aquellas u ocurridos estos en función del servicio, o que de sus resultas hubiesen fallecido”. En tal caso los huérfanos debían tener al menos la edad de 8 años cumplidos y ser solicitado por sus madres o tutores.

La 2ª categoría comprendía a los hijos del personal de los empleos citados, “que estuviesen separados del servicio por inutilidad adquirida en el que presta la Guardia Civil”. En este caso los aspirantes debían contar con 14 años y no ser mayores de 16, ya que la edad de 18 era la prefijada para dejar de pertenecer a la Compañía-Colegio y ser alta en el Cuerpo. Las peticiones debían ser elevadas por sus padres.

Y finalmente, la 3ª categoría comprendía a los de 14 años de edad que siendo hijos de los que ostentaban los referidos empleos, estuvieran sirviendo en la Guardia Civil, o que en adelante lo hicieran. En tal caso, los padres debían solicitarlo expresamente y proceder de la clase de voluntarios o de contingentes reenganchados, teniendo preferencia los que contasen con más años de servicio en el Cuerpo.

Los aspirantes de la 1ª categoría tenían preferencia para ocupar la totalidad de las plazas. Si no se ocupasen se completaría con los jóvenes de la 2ª categoría, y si aún resultasen vacantes, se terminarían de cubrir con los de la 3ª.

Las solicitudes, dirigidas al inspector general del Cuerpo, debían de cursarse por conducto del comandante de la línea (sección) de la Guardia Civil más próximo al lugar donde residiera el aspirante, con objeto de emitir los correspondientes informes. Además de cumplimentarse el formulario que se adjuntaba en la circular, debían documentarlas con la fe del bautismo del interesado, la partida de casamiento de sus padres y en su caso, el certificado de defunción del padre o la copia de su licencia o cédula de retiro.

Dicha circular concluía ordenando que los mandos a través de los cuales se elevasen las peticiones, debían informar “si el joven, para quien se pide la gracia, es digno de ella por su conducta, y en los que no sean hijos de los muertos en acción de guerra, si adolecen de algún defecto físico, tal que por él no puedan pertenecer a la milicia, cuando en su día puedan pertenecer al Cuerpo”.

Diorama del Museo de la Guardia Civil de los enfrentamientos con bandoleros
Diorama enfrentamiento bandoleros
Caballería de la Guardia Civil en el Colegio de Valdemoro en el año 1900
Caballería Guardia Civil (Año 1990)
Colegiales Polilla de Valdemoro Hijos de Guardia Civil
Colegiales de Valdemoro

El Reglamento

Ahumada no dejaba nada al azar, por ello redacto un reglamento donde se recogía todo lo concerniente a la vida de la nueva Compañía, constaba de diecinueve capítulos y una prevención general, con un total de 179 artículos, que abarcaban desde las obligaciones del Director de la Compañía y personal a él subordinado, hasta detallar minuciosamente cómo habían de regirse los premios y castigos; lo relativo a las comidas, utensilio, vestuario, servicios, enseñanzas, enfermería, administración, contabilidad, documentación, etc.

En el mismo se recogían por que los huérfanos cuyos padres hubiesen fallecido en acto de servicio o como consecuencia del fuego o el hierro enemigo, si eran menores de ocho años, debían continuar al lado de su familia hasta cumplirlos, percibiendo tres reales diarios para su manutención y cuidado que percibía del Oficial más próximo a la residencia. Si su edad era entre los ocho y los diez años y no se incorporaban al Colegio, dejaban de percibir la pensión, a no ser que existiese una causa legítima. Cuando se incorporaba al Colegio lo hacían acompañado de una persona responsable, a la cual se le entregaban 90 reales para los gastos de locomoción; si la distancia a recorrer era superior a las sesenta leguas, el socorro se elevaba a 180 reales, “con el fin de que no lo verificasen a pie”.

Una vez en el Colegio, y cumplido 16 años, si sentía vocación para seguir la carrera de las armas e ingresar en el Cuerpo, era filiado con arreglo a las Ordenanzas. Caso contrario causaba baja en el Colegio.

En cuanto a los castigos, se prohibió terminantemente el castigarles con palos, azotes ni de modo alguno que pudiese contribuir a rebajarles, y se acordó que las correcciones consistirían en privación de recreos y recargos en imaginarias, guardias y servicios de policía. Más si los castigos anteriores no eran suficientes, y por la edad y condición del corregido se creía más a propósito el encierro, quedaban internados en el llamado “cuarto de corrección”, sin que por ello estuviesen dispensados del estudio y asistencia a clases. La expulsión de la Compañía debía acordarla el Inspector General. En el supuesto de que las medidas anteriores no bastasen para volver al Guardia joven al buen camino, por ser éste vicioso e incorregible, y se dispusiese su expulsión, ésta se llevaba a cabo al frente de la Compañía formada, despojándole del uniforme a presencia de sus compañeros para que la medida sirviese de saludable escarmiento.

En cuanto al régimen alimenticio, también era tratado en el Reglamento , disponía que se harán tres comidas al día: la primera compuesta de una sopa, después de la revista de policía, que será a las siete en verano y a las ocho en invierno; la segunda, a las once o las doce de la mañana, después de clase, y se compondrá de garbanzos con arroz, patatas o verdura, variando según la estación, con dos onzas de tocino por plaza; y la tercera, a las seis o las siete de la tarde, compuesta de los mismos artículos que la del mediodía, pero con sólo el tocino o grasa suficiente para su buen condimento. Cada joven recibía diariamente una libra de pan blanco; se le suministraba un cuarterón de carne dos veces en semana y se atendía a que la comida fuese en consonancia a la edad de ellos. A todos se les proveyó de una fiambrera para comer.

Para el descanso, tan importante en ellos, habida cuenta de la edad de los colegiados, se les dotó de una cama, compuesta de tres tablas, dos banquillos, un jergón, un cabezal, una manta y dos sábanas, que debían lavarse cada quince días; y para el aseo se dispuso que en cada dormitorio hubiese un espejo, dos toalleros para cuatro toallas, una tinaja para agua, dos jarros de lata para sacarla y un par de jofainas para lavarse.

El horario de actos era similar al de cualquier otro centro militar de estudios, y se dispuso que a las siete en invierno y a las cinco en verano se tocase diana; una hora más tarde se pasaba revista de policía, y terminada ésta se repartía el pan seguido de la sopa. Finalizado el desayuno se daba la primera clase, que duraba dos horas; de once a doce, según la estación, era la segunda comida y a continuación una hora de recreo, pasando después a estudio; a las tres de la tarde volvían a clase, donde permanecían hasta las cinco que, en invierno, se les distribuía la cena, o de siete a ocho en verano; luego se pasaba al dormitorio para rezar el Rosario y dedicarse al estudio hasta el toque de silencio, que se daba a las ocho en invierno y a las nueve en verano.

Prescribía el Reglamento lo concerniente a la vida espiritual. Y así, además de la Santa Misa los días festivos y el diario rezo del Santo Rosario, debían confesarse lo menos una vez al trimestre, extendiéndose en consideraciones sobre la asistencia a los Oficios Religiosos en Semana Santa y otras fechas de solemnidad religiosas.

A los Guardias jóvenes se les podía visitar solamente los domingos, y se prohibía que recibiesen dinero o efectos sin previa autorización del Comandante de la Compañía. La enseñanza de los alumnos era objeto de un detallado capítulo del Reglamento, señalando que a su ingreso fuesen examinados y, en razón a sus conocimientos, se les asignasen a las clases correspondientes.

El plan de estudios se dividía en dos grupos, correspondiendo al primero las enseñanzas puramente culturales, tales como la escritura, lectura, doctrina cristiana, gramática castellana, aritmética y gimnasia, mientras que en el otro grupo las disciplinas a estudiar eran militares, tales como reglamentos militares, ordenanzas, cartilla del Cuerpo, etc. Como accesorio a lo anterior, y puesto que en el interior del establecimiento había los talleres adecuados para ello, al que lo solicitaba y tenía cumplidos los dieciséis años, se le enseñaban los oficios de sastre y zapatero; y los que deseaban servir en Caballería y reunían las condiciones necesarias, recibían lecciones de equitación.

En cuanto a la salud de los alumnos, se hicieron igualas con el médico y el cirujano de la población más inmediata, para que atendiera la enfermería del Colegio. El último capítulo del Reglamento es el de “Prevenciones generales”, y destaca en él que las prendas ya usadas, pero aún en buen estado, desechadas por haber crecido el adjudicatario, pasasen a otros que les fuesen útiles, procurando asignarlas sucesivamente hasta deteriorarlas; que el joven que llegase a enfermar de tal forma que a los dos años no se hubiese curado, causase baja en el Colegio.

Y así, artículo a artículo, se desgranaba todo un rosario de normas de obligado cumplimiento que eran llevadas a cabo por todos, desde el más pequeño al mayor de los colegiales.

Trajes del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro
Trajes Colegio Guardias Jóvenes
Polillas de Valdemoro año 1913 Historia de la Guardia Civil
Polillas de Valdemoro (Año 1913)

Creación del Colegio

Ocho años después de la creación del Cuerpo el Duque elevó una propuesta solicitando la creación de un establecimiento dedicado a cuidar de los huérfanos. La mayor justificación para fundamentar la creación del Colegio era que era necesario y de justicia: «Para premiar, así, en los hijos, las virtudes de sus padres». La aprobación de la Reina fue inmediata y así fue por Real Orden de 1º de abril de 1853, se creaba la Compañía de Guardias Jóvenes, el inició del actual Colegio.

Ahumada recibió una comunicación del Ministro informando, la cual decía literalmente: “He dado cuenta a la Reina (q.D.g.) de la comunicación de V.E., de 26 de enero último, haciendo presente la conveniencia de crear una compañía de Guardias jóvenes que a la edad de doce años, reunieses la circunstancia de ser hijos de Subalternos y clases de tropa del Cuerpo de Guardias civiles y, S.M., de acuerdo con las observaciones que V.E., expresa, se ha servido aprobar cuanto propone y manda que desde luego se cree la referida Compañía, regulando su fuerza a la de dos plazas por cada una de las compañía que componen el cuerpo a su cargo, cuyas plazas deberán proveerse con jóvenes que reúnan las precitadas circunstancias o la de haber muerto su padre en acción de guerra o función del servicio del Cuerpo….”

Se observa que el Inspector General, hombre experimentado e inteligente, ya había pensado la forma de sufragar la manutención y educación de los niños en cuanto a economía, pues fijó en su proyecto el número de alumnos a razón de una plaza por compañía y escuadrón (entonces en la Guardia Civil había 103 compañías y 20 escuadrones), para seguidamente aumentarse a dos.

Enfrentamiento de la Guardia Civil con bandoleros en la España antigua
Lámina lucha contra bandoleros
Cartilla de la Guardia Civil
Cartilla de la Guardia Civil

Inicios en Madrid

Se eligió la capital del Reino en Madrid para poner en marcha el proyecto, su primera sede fue el cuartel del Postigo de San Martín, en la actual Plaza de las Descalzas, sede en aquel entonces del Primer Tercio. Comenzaron bajo dirección del subteniente Graduado, sargento primero don Tomás María Pérez y Rodríguez, con él un cabo y un guardia de primera clase como instructores auxiliares, los tres primeros en ingresar fueron los huérfanos Hipólito Fernández Roldán, Gaspar Alvisu Jáuegui y Juan Teruel Baccé, el día 22 de abril de 1853, poco después se fueron incorporando hasta acabar junio con siete guardias jóvenes, el 31 de enero de 1854 ya fue promovido a Guardia Civil el primer Guardia Joven, fue Manuel Talón Domínguez.

El número de alumnos subía con rapidez, los guardias civiles seguían dejando su vida por los caminos de España y los huérfanos crecían, a finales de julio ya eran doce, era necesario cambiar el lugar, las tres habitaciones que les habían adjudicado se habían completado y se esperaban más chicos.

Como datos de interés para la historia señalar que el primer Guardia Joven en causar baja en el Establecimiento, por pase a las Academias Militares fue Cipriano Vicente Zubiarraín, el 31 de mayo de 1855, el primero en pedir la baja voluntaria del Centro fue Ramón Marasí Ponce, el 31 de agosto de 1854 y el primer Guardia Joven expulsado del Colegio lo fue el 15 de julio de 1855.

También hay que reseñar que el primer alumno en causar baja por inutilidad fue Simón Martínez Navao, el 31 de octubre de 1855 y el primero en causar baja por defunción en el Centro fue Jacinto Sarasa Galipienzo, el 27 de diciembre de 1860.

Los huérfanos, niños y jóvenes fueron provistos de un uniforme militar, debiendo en paseos y demás actos fuera del establecimiento ir vestidos con el uniforme al efecto establecido, que se componía de un pequeño morrión de paño con galón blanco, levita de igual corto que los guardias, pero con una sola hilera de botones, teniendo como armamento carabina como la de la Caballería de entonces, con bayoneta y correaje amarillo, cual la Infantería. El flamante morrión de aquellos pequeños soldados fue sustituido en 1859 por el ros de la Infantería española, sustituyéndose la levita de una hilera de botones por la de dos en el mismo año.

Primera sede en Madrid del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro
Madrid, Primera Sede del Colegio de Guardias Jóvenes

Traslado a Pinto

El Duque de Ahumada se preocupaba personalmente de todo lo concerniente al Colegio, una vez enterado de la falta de espacio decidió que se buscará un lugar donde albergar a la ya creciente pléyade de niños que iban llegado, al final el 31 de julio de 1853 la Compañía con los tres profesores y doce alumnos, se traslada a una antigua casa señorial en la villa de Pinto, a escasas “cuatro leguas y media de posta de la Corte” y unida a ella por el ferrocarril. Esta casa solariega, hoy Centro Municipal de Cultural, era conocida como “La Casa del Grande” y había pertenecido a la familia Pantoja de renombre en el pueblo.

El inmueble fue alquilado a la Compañía de Guardias Jóvenes por diez mil reales de vellón al año, en este lugar permanecerían 2 años, 9 meses y 26 días, porque sus instalaciones pronto habrían de quedar nuevamente escasas, dado que el número de alumnos iba creciendo gradualmente y ya pasaban de los cincuenta.

De esa época quedó escrito por la pluma del Teniente Cornejo en su obra de 1882 “Reseña Histórica y Orgánica del Colegio de Guardias Jóvenes” que “… Una vez instalados en Pinto el 31 de julio de 1853, el Inspector General dictó órdenes para el régimen interior, policía e instrucción, igualas facultativas con el médico y farmacéutico, acopio de víveres y formación de las cuentas de gastos, disponiéndose también que los jóvenes, para paseo y demás actos fuera del establecimiento, usasen el uniforme al efecto establecido”

Otro hecho narrado en el citado libro narra cómo Ahumada cuidaba a estos pequeños fue en Nochebuena y ordeno una cena especial para lo cual dispuso que se aumentase las viandas en 0’50 pesetas por plaza, permitiéndose juegos y distracciones como el representar los propios chicos obras de teatro para deleite de todos hasta las doce de la noche, algo inusual dentro del Establecimiento.

Sede del Colegio de Guardias Jóvenes en Pinto Madrid
Sede Pinto de los «Polilla», hijos de Guardia Civil

Llegada a Valdemoro

Lo mismo que había ocurrido casi tres años antes sucedió a finales de 1854, el lugar se quedó pequeño pues ya eran 57 los alumnos a los que había que sumar el cada vez más creciente núcleo de profesores, a pesar del interés tanto de la Guardia Civil como del Ayuntamiento y Vecindario de Pinto no fue posible encontrar un lugar amplio que pudiera dar cabida a tanta gente y a la que se esperaba, tocó buscar un poco más alejado de la Corte, no hubo que ir muy lejos pues “dos leguas” más lejos estaba el pueblo de Valdemoro, allí localizaron un edificio que había sido fábrica de paños de nombre “Los Longistas”, enclavada en una de las manzanas que componen la población, hacia la parte Oeste y ocupa una superficie de unos 54.000 pies cuadrados, de los que están edificados unos 26.000 aproximada-mente, la mayor parte en estado ruinoso y, la restante sumamente deteriorado, en especial el maderamen y los tejados, pero lo importante es que ya había un lugar para construir y remodelar lo que se pudiera.

El traslado a Valdemoro de la Compañía de Guardias Jóvenes, tuvo lugar el 26 de marzo de 1856 y esa localidad ya quedó unida a la Guardia Civil hasta nuestros días.

Colegio Antiguo de los polillas de Valdemoro Guardias Jóvenes
Llegada a Valdemoro
Entrada del antiguo Colegio de los Guardias Jóvenes
Entrada antiguo Colegio

Un servicio digno de mención siendo alumnos

Ocurrió el 19 de diciembre, por la noche, se presentó en el Establecimiento el Subteniente de la primera compañía del primer Tercio, D. Manuel de la Huerta, suplicando alguna fuerza para prestar un servicio en el inmediato pueblo de Seseña. En el acto, el Comandante de la Compañía, Sr. Aguado, puso a sus órdenes al Sargento primero, dos guardias y cuatro jóvenes mayores de diez y seis años, desplazándose todos a dicho pueblo. No pudo ser más satisfactorio el resultado de este servicio. Al amanecer del 20 había tres criminales presos, otro muerto por el alumno Agustín Fernández Andrés y otro herido por el de igual clase Romualdo Franco Ortega y 15.000 duros rescatados de los 30.000 robados el día 10 a la Empresa del Canal de Isabel en las inmediaciones do Torrelaguna.

Conducidos por los aprehensores a Madrid los presos y dinero, fueron los dos jóvenes presentados a los Ministros de la Guerra y Gobernación, Gobernador civil y Director general, disponiendo éste que, para perpetuar la memoria del hecho, se retratasen los jóvenes Fernández y Franco, colocándose sus retratos en cuadros en la Dirección y Establecimiento. Además, S. M. la Reina, por Real orden fecha 22, se dignó resolver que al Subteniente Huerta se le incluyera desde luego en el turno de elección para su ascenso, concediendo cruz sencilla al Sargento primero José Sánchez Écija y la misma cruz, pensionada con 7 pesetas 50 céntimos, a los guardias jóvenes citados por su bizarro comportamiento. Formada la compañía con armas en la plaza de la villa el día 27, y ante un numeroso público que entusiasmado contemplaba a los héroes del anterior servicio, les fue colocada la cruz.

No fue el único también intervinieron en otros como el incendio en el pueblo colaborando en apagar, en aquella época cuando se necesitaba de estos jóvenes se les solicitaba directamente a sus mandos sin necesidad de ir más allá en la cadena de mando.

Historia de la Guardia Civil Española 1865
Servicio de la época

Creación del Asilo de Huérfanas del Cuerpo «El Juncarejo»

Hemos escrito sobre el destino de los huérfanos niños y jóvenes y la creación de la Compañía de Guardias Jóvenes y es junto informar que no sólo ellos fueron los beneficiados. Ahumada quizás porque fuera padre de 14 hijos, estaba muy sensibilizado y no quiso hacer distinción de sexo en cuanto a la protección de los huérfanos, ellas también era hijas de guardias civiles que dieron su vida por España y como tal debían ser atendidas, por ello ya había pensado en ello y en 1879 se creó con la tarea de dar educación y formación a los huérfanos e hijos el Asilo de Huérfanos donde tendrían cabida las niñas y jóvenes. 

El lugar escogido fue la finca de Valdemoro denominada “El Juncarejo”, la cual fue donada, así como 50.000 duros por los Marqueses de Vallejo “a favor de los huérfanos e hijos de jefes, oficiales e individuos de tropa del Cuerpo”. En 1880 se inauguraron las obras del colegio, colocando Alfonso XII la primera piedra, al monarca le acompaña la Reina y las Infantas. Fue ésta la única ocasión en que, como rey de España, revistó y visitó el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. En 1885 finaliza la construcción del Colegio que nace con el nombre de “Marqués de Vallejo”, el centro daría acogida a las huérfanas de la Guardia Civil, que serían atendidas y educadas por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, en los primeros años sólo estuvieron 40 niñas hasta que se fue completando las 100 plazas habilitadas.

 En ese momento la Guardia Civil disponía de una Sección Femenina en el Colegio “Marqués de Vallejo” y la otra masculina en el Colegio de Guardias Jóvenes, siendo todo ello gestionado por la Asociación General de la Guardia Civil. Por Orden ministerial de 8 de julio de 1941 la Asociación adopta la denominación actual manteniendo el objetivo primordial de acoger y dar educación.

En 1986 el Colegio pasa a ser mixta, finalizado el curso 2004/2005 el internado se traslada a Madrid y las Hijas de Caridad de San Vicente de Paul tras más de un siglo de servicio en el Colegio lo dejan, la causa fue la falta de vocaciones religiosas y la tendencia a reagruparse de las propias religiosas. En el Curso 2011/2012 se implanta el bachillerato y el Colegio integra en su claustro a los profesores provenientes del colegio “Infanta María Teresa” del Cuerpo e inicia con ello un nuevo camino que se extiende hasta nuestros días.

Colegio "El Juancarejo" de la Guardia Civil en la actualidad
Colegio El Juncarejo en la actualidad

Apelativo de «Polilla

El cariñoso apelativo de “POLILLA” que reciben los alumnos del Colegio de Valdemoro año es una seña de identidad que identifica a todos los alumnos de Guardias Jóvenes, ya sean colegiados o exalumnos, corren varias versiones, dejando constancia de la siguiente: Se cuenta que, hace muchísimos años, con motivo de una revista al Colegio, El General Inspector del Cuerpo observó un diminuto agujero en el pecho del uniforme de un jovencísimo alumno, casi un niño. Al serle preguntado la causa del desperfecto, el chiquillo respondió con desparpajo; “Señor, debió ser alguna polilla; lo digo porque anoche no lo tenía”. A lo que añadiría el General, con infinita ternura; “Tú sí que estás hecho un buen polilla”.

Polillas en formación en la Academia de Valdemoro
«Polillas» en formación
Polillas en acto oficial Guardia Civil
«Polillas» en acto oficial

116 años en el «corralillo»

Las nuevas instalaciones ya cuentan con 120 alumnos, será la sede de la Compañía durante 116 años, con el paso de los años, sus propios alumnos bautizarían al vetusto caserón de dos plantas con el entrañable nombre de “El Corralillo”, que seguía los cánones de la época en cuanto a diseño, dos patios uno principal y otro de armas, tres locales para las compañías y aulas y las caballerizas con su picadero, lavandería, duchas, cocina y otros lugares necesarios.

Con el paso del tiempo se fue adaptando a las necesidades del momento, se construyo en el año 1924, otro edificio de dos plantas, dedicadas: a comedor la planta alta y en la baja la sala de esgrima y clases dedicadas a los suboficiales que aquí seguían el curso de aptitud para oficial, encontrándose también en este patio el salón de actos, cocina y otras dependencias; construyéndose también otro edificio que servía de dormitorio a los suboficiales, edificio que al ser suprimida esta Academia sobre el año 1932, pasó a ser utilizado por el Colegio. El comedor se instaló en la planta baja, en la superior el salón de actos, el que fuera dedicado a dormitorio de suboficiales se habilitó como enfermería en sus plantas baja y principal, y en la superior se instaló una residencia para cabos y guardias solteros. En el edificio principal estaban ubicados la Sala de Banderas, los despachos y oficinas, dependencias de oficiales y suboficiales, el cuarto de la Guardia de Prevención de alumnos, la capilla, biblioteca y la estación radio-telegráfica del Cuerpo.

Conforme presupuestariamente se podía las instalaciones se iban ampliando en 1892 se adquirió una finca ubicada en la misma plaza que fue utilizada para instalar la tahona, garajes y el edificio de la enfermería, en 1911, en dos compras sucesivas del mismo año, se adquirieron los terrenos del campo de deportes e instrucción, y en 1957 se compró otra finca en la parte baja del recinto que fue destinada a picadero de la sección de caballería.

El primer alumno ingresado en el Colegio en Valdemoro, en el ya desaparecido y conocido por todos los Alumnos que en él se formaron como “El Corralillo”, fue José Martín Prado, el día 26 de marzo de 1856, causando, posteriormente baja, a petición propia, el 30 de mayo de 1865.

El "Corralillo" de los Guardias Jóvenes los hijos de la Guardia Civil
«El corralillo» formación
Polillas "rompiendo filas" en el Colegio de Guardias Jóvenes
El «corralillo» rompan filas
Estatua de los Guardias Jóvenes de Valdemoro
«El corralillo» la estatua del Duque siempre presente

Las banderas del Colegio

La historia de la primera bandera se inicia el 23 de enero de 1878, la Compañía de Guardias Jóvenes, con escuadra, banda y música, tomo parte en la parada militar que se celebró en Madrid con motivo del enlace matrimonial de S.M. el Rey don Alfonso XII con S.A.R. la Infante doña María de las Mercedes. Al acto asistía el fabricante de efectos militares de Barcelona Don Bernardo Castells, que observó que la citada Unidad no llevaba bandera y sí la de Carabineros Jóvenes, por lo que tomo la decisión de regalar una Enseña Nacional a los Guardias Jóvenes, la misiva que dirigió al Director General de la Guardia Civil de entonces fue la siguiente:

Excmo. Señor: Habiendo observado, en el desfile que tuvo lugar el día de la boda de SS.MM., que la Compañía de Guardias Jóvenes, de que V.E. es tan digno Director, no llevaba bandera y en cambio si la Compañía de Carabineros, también jóvenes, la tenía, concebí la idea de regalar una a la expresada Compañía, tanto por el gusto de ofrecer este pequeño recuerdo al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil digno de mi cariño desde su creación, cuanto por su acrisolada honradez y virtudes militares y, en tal concepto, me atrevo a ofrecer a V.E., como testimonio de mi profunda simpatía hacia todo el que viste tan distinguido uniforme que, al propio tiempo servirá de estímulo a los hijos de los Veteranos del Cuerpo, si estimulo necesita los que han mamado la honradez, la abnegación y el sacrificio, en beneficio de los demás. En esta atención, suplico a V.E., se digne aceptarla, quedándole eternamente agradecido”.

Su ofrecimiento fue aceptado, con la debida aprobación por S.M. el Rey, dictándose justamente cuatro meses después del desfile, el 23 de abril, una Real Orden aprobándola. La recepción de la bandera tuvo lugar por el Director General de la Guardia Civil el 9 de noviembre de 1878, siendo bendecida y ante la cual prestaron seguidamente juramento de fidelidad los guardias jóvenes, esta primera bandera estuvo presidiendo todos los actos donde intervenían los colegiales hasta el año 1931.

La segunda bandera data del año 1931 cuando la II República, entre las reformas se cambian los colores tradicionales de rojo y gualda del año 1875 por tres franjas de iguales dimensiones, siendo la superior de color rojo, la central amarilla y la inferior de color morado oscuro

El Real Decreto que regulaba el uso de banderas y estandartes en el Ejército, Guardia Civil y Carabineros dictaminaba que a la hora de hacer el cambio sería retirada la antigua y puesta la nueva, el jefe principal de la Unidad que preside el acto diría las siguientes palabras: “Señores: todos los que tenemos la honra de estar alistados bajo esta bandera, que la Nación se ha dignado confiarnos como emblema de la Patria, la Constitución y las Leyes, estamos obligados a conservarla y defenderla hasta perder nuestras vidas, porque así lo interesa la gloria de la Nación, el crédito del regimiento, y nuestro propio honor, y en señal de que así se hará lo prometemos”.

Se cree que el acto del cambio de la la bandera del Colegio se llevó a cabo el 7 de octubre de 1931 que fue declarado como Día del Ejército, siendo la fecha de la renovación de las banderas en las Unidades militares, posteriormente todos los Guardias Jóvenes juraron su fidelidad a la nueva Bandera. La anterior no se conserva hoy en día al extraviarse tras el cierre del Colegio en 1936 y estar allí depositada.

Finalizada la guerra civil el Colegio vuelve a funcionar en 1940, siéndole entregada la tercera bandera en 1942, los colores vuelven a ser los de la primera, rojo y gualda, siendo esta la que más uso tuvo, debiendo ser cambiada en 1974 por su deterioro. La antigua bandera de 1942 quedó depositada como mandan las ordenanzas en el Museo del Ejército.

Esta cuarta bandera fue donada por la Asociación de Antiguos alumnos de los Colegios de la Guaria Civil, siendo bendecida en el patio central del Colegio el primero de julio de 1974 bajo la presidencia de S.A.R. D. Juan Carlos de Borbón, entonces Príncipe de España, siendo la madrina su esposa la princesa Doña Sofía.

La quinta y actual data de 1984 al definirse por Ley el nuevo escudo de España, en esencia se recupera la versión de uno de los símbolos empleados por la corona durante el reinado de Amadeo I de Saboya y de la Restauración. Nuevamente la Asociación de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil consigue el dinero por suscripción, siendo donada y entregada en una ceremonia común de renovación de banderas a 18 Unidades Militares de la I Región Militar el 10 de julio de 1984 en el Paseo de la Castellana de Madrid enfrente del edificio del Ministerio de Defensa, es en la actualidad la que preside los actos de los colegiales.

Es recibida en el Colegio con todos los honores y entronizada con los honores de Ordenanza pasando a ocupar su puesto en formación, la antigua enseña es saludad y besada por el Coronel Director tras lo cual se retira de formación acompañada de su escolta bajo los acordes del Himno Nacional. En la actualidad está expuesta en la Sala Histórica del Colegio de Guardias Jóvenes.

Bandera española actual
Bandera actual
Bandera en Acto Oficial de los polillas de Valdemoro
Bandera acto oficial

Reglamentos orgánicos

Por Real Orden de 30 de junio de 1856 se dignó S.M. aprobar el primer Reglamento orgánico-interior formado por la Inspección General para el régimen de la Escuela de Guardias Jóvenes. El segundo reformaba al anterior y fue por Real Orden del 6 de julio de 1864.

El tercer Reglamento de la Compañía (R.O. de 6 de febrero de 1890) dispuso que el director de la Compañía fuese un teniente coronel de la Guardia Civil, sin restarle, obviamente, ninguna de sus altas responsabilidades al director general del Cuerpo, que pasaba a tener una labor menos directa y más general sobre el discurrir de la vida diaria y régimen interior de la Compañía. Un austero régimen de internado y una diligente disciplina y orden en todos los actos diarios, eran la mejor garantía de una formación profesional basada en tres palabras, que han sido siempre el lema del Colegio: Honor, lealtad y sacrificio.

Informe general Aznar: el Colegio en 1912

El Director General de la Guardia Civil ordeno una nueva organización actual del Colegio o de Guardias Jóvenes en 1912, el documento que lo recoge incluía que el personal de Jefes, Oficiales y tropa veterana de la plantilla orgánica, que con los guardias jóvenes constituye asimilación a una Comandancia de primera clase del Instituto y forma dos compañías, más una sección de Caballería, es el siguiente: Un Teniente Coronel, director; un Comandante, jefe de estudios y del detalle; dos Capitanes, profesores; seis Tenientes, profesores; un capellán, un médico y un músico mayor. La tropa la constituyen: seis sargentos, uno maestro de cornetas; nueve cabos, un corneta, cuatro guardias primeros y cuatro guardias segundos. La de Caballería es un sargento; dos cabos, uno maestro de trompetas, y un guardia segundo.

El ingreso en el Establecimiento se verifica a medida que vayan resultando vacantes, y al presentarse los aspirantes en aquél se les forma su hoja biográfica, y previo reconocimiento facultativo, son filiados a los dieciocho años, por el tiempo de cuatro sin opción a premio, todos aquellos que deseen seguir la carrera militar y tener ingreso en el Cuerpo, continuando en el Colegio cursando sus estudios hasta los diecinueve años, en que son destinados a Comandancias si resultan aprobados en los exámenes del último semestre y alcanzan la estatura de 1,647 metros para guardias y l,62 metros para cornetas y trompetas; de lo contrario se anulará el compromiso contraído y dejarán de pertenecer al Establecimiento. A los que no deseen servir en el Instituto, carezcan de aplicación, capacidad o condiciones para ello, se les enseña el oficio para que demuestren mejor aptitud, y a los diecinueve años son baja en el Colegio.

La enseñanza que se recibe en el Colegio está dividida en los grupos siguientes: enseñanza primaria, enseñanza práctica de artes y oficios y enseñanza técnica militar y peculiar del Instituto. El primer grupo comprende lectura, escritura, religión y moral, urbanidad, epítome de la Gramática castellana, Aritmética en sus cuatro operaciones fundamentales con enteros, quebrados y decimales, conocimiento del sistema métrico decimal, compendio de Historia de España, nociones de Geometría y de Geografía general y particular de la península ibérica.

Al segundo están afectos los oficios de sastre, carpintero, tornero, zapatero, guarnicionero, hojalatero, albañil, herrero, herrador, peluquero, panadero, jabonero y demás que se consideren convenientes, y las artes de tipografía, encuadernación, música, caligrafía y delineantes.

El tercer grupo lo constituyen los conocimientos que las disposiciones vigentes exijan al guardia y los que deban poseer las clases de tropa del Cuerpo, según el Reglamento de ascensos. El primer grupo es obligatorio para todos los jóvenes que a su ingreso no poseyeran los conocimientos que abraza; el segundo, para los que se dediquen a un oficio y tuviesen completa la instrucción primaria; el tercero, para los que deseen seguir la carrera de las armas y no tengan defecto físico que se lo imposibilite. Todos los jóvenes aprenderán la instrucción práctica del soldado de Infantería; y la de Caballería, aquéllos que elijan esta Arma, hasta el número conveniente, o los de más desarrollo y robustez si no hubiese voluntarios.

Alumnos Guardia Civil del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro en Madrid 1982
Colegiales de Valdemoro

La Virgen del Pilar

Origen de la devoción y declaración de patronazgo: Conforme a la información que se dispone, la devoción de los guardias civiles a la Virgen en su advocación del Pilar, procede de aquella transmitida desde niños a los alumnos del Colegio de Huérfanos de Valdemoro.

En septiembre de 1864, fue destinado al Colegio de Valdemoro su primer Capellán Castrense, de nombre D. Miguel Moreno Moreno. Este sacerdote organizó la capilla del Centro, donde fue instalada una imagen de la Virgen del Pilar e introdujo a los jóvenes alumnos en la devoción y amor a la Virgen. Por disposición recogida en el Boletín Oficial del Cuerpo de 24 de septiembre de 1864, se nombró patrona del Colegio de Guardias Jóvenes a la Virgen del Pilar.

Con el tiempo, los guardias procedentes del Colegio fueron extendiendo la devoción a la Pilarica por toda la geografía nacional. Esta circunstancia fue determinante para que el 7 de enero de 1913, el Director General del Cuerpo (General Aznar) solicitara de S.M. la proclamación de la Virgen del Pilar como Patrona de la Guardia Civil. La orden sería firmada por D. Alfonso XIII con fecha 8 de febrero, publicándose en los correspondientes diarios oficiales.

Principios generales de la festividad: Esta aprobación de la Real Orden de 8 de febrero de 1913 provocó la publicación de una Orden General del Cuerpo tan sólo diez días después, en la que el Director General establecía los principios generales de lo que habría de ser la festividad para los guardias civiles: “Una fiesta del compañerismo, en la que los componentes de cada acuartelamiento se reúnen para rezar por sus compañeros caídos en acto de servicio y por el duque de Ahumada, organizador y primer Inspector General del Arma. “

Virgen del Pilar Patrona de los Polilla de Valdemoro
Virgen del Pilar del Colegio de Valdemoro

Derecho a galones

Uno de los beneficios que tuvieron durante años los colegiales fue el llamado derecho a galones, o lo que es lo mismo el poder entrar en la Escuela de Cabos sin necesidad de examen, este mérito se otorgaba a aquellos alumnos que siempre obtenían la calificación de sobresaliente o muy bueno en los exámenes y su comportamiento era ejemplar.

Este beneficio se otorgó en el Reglamento Orgánico del Colegio de Guardias Jóvenes de 1912, preceptuándose que los galonistas debían permanecer un año más en el Colegio y que, de ser aprobados, causarán alta en el Cuerpo a los 20 años y a dos años de servicio, precisamente en Puesto serán promovidos a Cabo.

Esta norma fue muy variable a la hora de aplicarse, a veces cambiaba la edad, los tiempos de permanencia en los empleos, exámenes de revalidación, desapareciendo en el curso 1995/1996.

Divisas y Galones de los Polilla Guardias Jóvenes de Valdemoro
Galonistas del Colegio de Guardias Jóvenes «Duque de Ahumada»

La guerra civil española

El 18 de julio de 1936 comenzaba la guerra civil en España, el colegio tuvo que cerrar sus puertas el 2 de noviembre de ese año en unos camiones Hispano Suiza trasladaron a los alumnos que quedaban en el Colegio hasta los de otros colegios dependientes de la Guardia Civil, el Infanta María Teresa y el Marqués de Vallejo en Madrid, y así la noche del 4 de noviembre, una caravana de camiones viajo durante toda la noche con los alumnos y algunos profesores de los tres colegios hasta el Balneario de La Fuensanta, en el Campo de Calatrava, en Ciudad Real.

Los Colegios quedaron instalados allí hasta mediados de 1938 cuando fueron reubicados en la finca La Torreta situada en la localidad alicantina de Aguas de Busot. Un pequeño grupo de aquellos alumnos que deseaban estudiar bachillerato fue ingresado, bajo pupilaje, en un centro educativo de la localidad de Espinardo (Murcia). Todos los internos varones que permanecieron en los Colegios, así como los que marcharon con sus familiares, conforme iban cumpliendo la edad reglamentaria, se iban incorporando al frente con su reemplazo respectivo y según la zona en la que cada uno residía, corriendo de esta manera suertes dispares.

En abril de 1939, una vez acabada la contienda, todos los alumnos se marcharon a sus casas, con los padres o familiares más allegados y con permiso indefinido. Una modesta pensión de 45 pesetas les era pagada a través del comandante del Puesto de su respectiva localidad.

Desde 1936 hasta 1939 el Colegio pasó a denominarse Colegio de Huérfanos del Cuerpo de Seguridad-Grupo Uniformado y al cumplir la edad de 19, 18 e incluso en ocasiones 17 pasaron a prestar servicio en la Guardia Nacional Republicana o en el Cuerpo de Seguridad y Asalto o en primera línea de batalla en la guerra, muriendo o resultando heridos muchos de ellos.

En plena guerra los colegios fueron convertidos en hospital de sangre por decisión del Gobierno de la II República.

En septiembre de 1940, un año y medio aproximadamente después de haber finalizado la guerra, el Colegio de Guardias Jóvenes abrió de nuevo sus instalaciones y recomenzó su actividad escolar.

Cambio de nombre al de Colegio de Guardias Jóvenes

Siendo ya cerca de 300 alumnos en 1879 se dictamina que por Real Orden de 2 de octubre “…que el establecimiento de Guardias Jóvenes pase a denominarse Comandancia de Segunda Clase de Guardias Jóvenes…”, incrementándose la plantilla de jefes, oficiales, suboficiales, clases y guardias, organizándose los guardias jóvenes en dos Compañías y una Sección de Caballería. Una denominación poco acertada que sólo duro tres años, pues por R.O., de fecha 20 de noviembre de 1882, se adoptó un nuevo nombre, sería el que perduraría hasta nuestros días, a partir de ese momento la Compañía de Guardias Jóvenes pasaba a la historia y se creaba el Colegio de Guardias Jóvenes, nombre con el que tradicionalmente se había venido reconociendo al establecimiento casi desde sus inicios.

En 1956 el director general del Cuerpo, teniente general don Pablo Martín Alonso, acordó que, para perpetuar y honrar la memoria de su ilustre fundador, el Colegio de Guardias Jóvenes pasase a denominarse en lo sucesivo Colegio de Guardias Jóvenes “Duque de Ahumada”, nombre que sigue ostentando en la actualidad.

Nuevo Colegio de Guardias Jóvenes "Duque de Ahumada"
Nombre nuevo del Colegio de Guardias Jóvenes

Cambio a las instalaciones actuales

Los años pasaban y las edificaciones del Colegio en un principio suficientes se iban quedando pequeñas, se empezó ya a principios de los años 1960 a pensar en cambiar de sede, iniciándose diversas gestiones siempre encaminadas a la compra de terrenos en Valdemoro, la tradición debía seguir en ese lugar. Así se adquirieron, por la Asociación Pro-Huérfanos de la Guardia Civil, 379.489,25 metros cuadrados en la parte norte de la localidad, lindantes con la carretera de Andalucía y cuyo importe fue de 5.144.815,32 pesetas (30.920,96 euros actuales), que se pagaron con cargo al “Fondo de Guardias Jóvenes”.

El día 24 de junio 1967 se colocó la primera piedra, iniciándose entonces las obras que duraron más de cinco años, había que hacer un Colegio de futuro. Sus instalaciones se ocuparon en septiembre de 1972, coincidiendo con el inicio del Curso Escolar 1972/73, de aquellos tres iniciales alumnos de sus inicios en 1853 se habían pasado a 750, los cuales estaban encuadrados en seis Compañías orgánicas y la Compañía de PM (Banda de Guerra, Escuadras de Gastadores y Gran Gala); una Sección de Caballería, otra de Montaña, otra de Motocicletas y otra de Transmisiones.

La inauguración oficial tuvo lugar el 27 de julio de 1973, coincidiendo con la Jura de Fidelidad a la Bandera y Entrega de Nombramientos a los Guardias Jóvenes de la LV Promoción, 188 colegiales que desfilaron ante la enseña nacional, correspondiendo la presidencia de tan solemne acto al director general de la Guardia Civil, el teniente general don Carlos Iniesta Cano, siendo director del Colegio el coronel de la Guardia Civil don Ángel Pérez Macías, que también fue el último en desempeñar el mismo cargo en el viejo “Corralillo”.

Sus instalaciones fueron durante décadas un referente de modernidad y funcionalidad para seguir cumpliendo la tarea que le fue encomendada en 1853 por el propio duque de Ahumada: “Formar buenos guardias civiles, cabales y honrados, que sirvan plenamente a España”. Los fundamentos que originaron su fundación siguen hoy plenamente vigentes pese al tiempo transcurrido desde sus inicios. Sus programas de formación cívica y militar, humana y profesional se han venido adaptando a lo largo de la historia a los tiempos que tocaba vivir.

La estatua del Duque

En el patio central del Colegio esta la estatua del fundador de la Guardia Civil, fue el artífice de la creación del Cuerpo y la persona que más lucho por sus hombres en una época difícil, hoy en día se sigue venerando sus logros.

La historia de erigir una estatua en honor de tan digno militar surgió de otros muchos hombres de armas, la mayoría de ellos de la Guardia Civil de todos los empleos y de personalidades de la época, se hizo una colecta popular a la que contribuyeron contribuyendo también muchas personas anónimas, en poco tiempo estaba recaudado el dinero y llevada a cabo en 1882, recordemos que Ahumada había fallecido en Madrid en 1869.

Se colocó en la plaza que lleva el nombre de tan insigne personaje en la localidad de Valdemoro que había sido arreglada por cuenta del Colegio de Guardias Jóvenes, dirigendo las obras el jefe  del mismo teniente coronel Nevado quien ha hecho alli un bonito jardin y un sitio delicioso donde se alza la efigie. El autor fue el escultor Sr. Nicoli que se comprometió a entregarlo terminado en el plazo de diez meses por la cantidad de 22.000 pesetas, pagando 3.000 a la aprobación del proyecto presentado, 5.000 al aprobarse para la fundación de la estatua en yeso, 5.000 al entregarse terminado y colocado el pedestal y las 9.000 restante al entregarlo terminado todas sus partes. Es una obra fundida en bronce de dos metros de altura y en ella se representa al Duque en traje de capote y de montar, con sombrero puesto y mostrando en su mano derecha un pliego que representa la Real Orden de fundación del Colegio de Guardias Jóvenes.

El monumento asentado sobre una cimentación de hormigon de ladrillo y 1,50 metros de profundidad y se compone de dos peldaños de graderia de granito de las dimensiones aprobadas en el plano, sobre este cuerpo descansa el zocalo del pedestal que es de marmol gris de Bardillo (Italia), el basamento del pedestal fue labrado en peidra blanca dura de Almorquí perfectamente tallado su adorno. Sigue un dado de igual piedra y en el fronton principaly en el posterior unos carteles tallados en marmol blanco de Italia con las siguientes inscripciones.

“Al Excmo Sr. D. Javier Giro y Ezpeleta, duque de Ahumada, organizador y primer inspector general de la Guardia Civil”,

“El duque de Ahumada nacio en Pamplona el 11 de marzo de 1803. Murió en Madrid el 18 de diciembre de 1869. Se erigió este monumento por suscrición entre las diversas clases del Instituto, en justo homenaje a la memoria de su ilustre organizados, inagurándose en 1892, año XLVIII de la creación del Cuerpo”.

La dimensión total del pedestal es de 3,20 metros y su ancho por el frente de 1,25

Hoy en día la estatua, recordemos realizada en 1882, ha encontrado su lugar en el patio central del Colegio de Guardias Jóvenes, tras llegar desde el antiguo “Corralillo”.

Estatua del Duque de Ahumada en el Colegio de Valdemoro acto 2004
Estatua «Duque de Ahumada» acto 2004
Acto Oficial de los Polilla de Valdemoro 2001
Estatua «Duque de Ahumada» acto 2018

Su relación con la familia Real

La familia Real viajaba con frecuencia del Palacio Real de Madrid al Palacio de Aranjuez, el viaje lo realizaban en Ferrocarril, se impuso la norma de que cada vez que pasaba el tren con los Monarcas por la estación de Valdemoro allí se encontraban en el andén para rendir honores a los Reyes un grupo de colegiales.

En uno de esos viajes S.M. quiso hacer parada para revistar a los jóvenes que con tanta marcialidad le rendían honores al paso del convoy, la Familia Real comunico al Director General del Cuerpo que en el viaje del 10 de junio de 1864 pararían, este a su vez comunicaba al Capitán Subdirector del Colegio lo siguiente: “Habiéndose dignado resolver S. M., revistar la Compañía de Guardias jóvenes, a su paso por Valdemoro, el día 10 del actual, dispondrá V., que con la debida antelación se halle formada toda la fuerza disponible en el andén de la estación del ferrocarril a la hora de llegada del tren Real, que será próximamente a las cinco y media de la tarde, en cuyo punto me presentaré yo oportunamente”.

Así sucedió y a la hora mencionada, el Director General de la Guardia Civil, General Quesada, al frente de sus pequeños Guardias se encontraba en el andén de la estación de Valdemoro. Llegado el tren, el Rey consorte, llevando de la mano al Príncipe de Asturias, revistó la Compañía en presencia de S. M. la Reina que nombró ese día Protector de la Compañía a S. A. R., el Príncipe Alfonso.

La Primera visita de un Rey al Colegio, sucedió el 19 de junio de 1880, con motivo de la llegada a la villa de SS. MM., para colocar la primera piedra que daría comienzo a la construcción de “El Juncarejo” (el colegio donde estarían las huérfanas de guardias civiles), pasando, posteriormente a visitar el Colegio de Guardias Jóvenes, haciéndolo a las clases y demás dependencias del establecimiento. Terminado el examen de todas las clases, tuvo lugar la comida, la que probaron tanto el rey como la reina.

La primera visita del entonces Príncipe de España, D. Juan Carlos al Colegio tuvo lugar en 1967, cuando aún permanecía en las viejas instalaciones de la anti[1]gua fábrica de paños, rebautizada por todos los antiguos Alumnos como “El Corralillo”.

La visita de los Príncipes de España D. Juan Carlos y Dª Sofía, para actuar ésta como madrina de una nueva Bandera para el Centro, que había sido donada por la Asociación de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil, hecho acaecido en julio de 1974.

Habría que esperar 15 años, en concreto un 11 de octubre de 1989, coincidiendo con la celebración de la Patrona de ese año, para que ya como Reyes de España, S.M. D. Juan Carlos I y Doña Sofía compartieran una jornada en el recinto del Colegio.

El 27 de junio de 1995, el Príncipe de Asturias Don Felipe de Borbón, visitó el Colegio con motivo de la clausura del CL Aniversario de la Fundación de la Guardia Civil, durante el año previo se llevaron a cabo diversos actos institucionales entre ellos la renovación del Protectorado de S.A.R. del Colegio de Guardias Jóvenes.

El 3 de junio de 1998 con motivo de la Despedida de la Bandera y entrega de Nombramientos a los componentes de la LXXX Promoción visitó el Colegio S.A.R. Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, Condesa de Barcelona y madre del Rey Juan Carlos I.

La Reina Doña Sofía realizó otra visita el 14 de marzo de 1999, es esta ocasión para conmemorar el XXV Aniversario del Madrinazgo sobre la Bandera del Colegio, presidiendo los actos conmemorativos de las Bodas de Plata de la LVI Promoción de colegiales.

Un motivo luctuoso llevo nuevamente a los Reyes al Colegio, en esta ocasión acompañados del Gobierno de España en pleno, los Presidentes del Congreso y del Senado y las más altas instancias del Estado, fue el Funeral del guardia civil del Colegio Fernando Trapero Blázquez, fallecido días antes a raíz de las graves heridas producidas en el atentado terrorista perpetrado por la banda terrorista ETA en Capbreton (Francia) y en el que resultó muerto también su compañero el guardia civil Raúl Centeno Bayón.

La última visita lleva como fecha el 23 de mayo de 1918 cuando S.M. El Rey Felipe VI hizo acto de presencia en las instalaciones del Colegio con ocasión del desarrollo de las prácticas de final de curso de los alumnos de la Guardia Civil y la Gendarmería Nacional Francesa.

Visita del Rey de España al Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro 2018
Última visita  S.M. El Rey en 2018

Actualidad

Hoy en día, las instalaciones del Colegio “Duque de Ahumada” son un complejo donde aparte del espacio puramente dedicado a la enseñanza de los futuros guardias civiles se dan cita otras muchas Unidades, el espacio ha ido siendo ocupado por la Unidad Especial de Intervención que tiene su base en el mismo, el Grupo de Reserva y Seguridad, el Escuadrón de Caballería, el Centro de Perfeccionamiento del Cuerpo, el Servicio de Armamento y Equipación Policial, G.E.A.S., NRBQ, Transmisiones y otras muchas como Retribuciones, Recursos Humanos, etc. en definitiva un lugar cercano a la capital que muchas veces es utilizado como el mejor para actos de gran calado como Juras de Bandera, recepción de altas autoridades, celebración de Patrona, etc.

Guardias de la Academia de Valdemoro
Guardias Jóvenes
Instrucción de los polillas del colegio de Valdemoro
Instrucción Gastadores Polilla
Acto Oficial de los polillas de Valdemoro de la Guardia Civil
Acto Oficial Guardias Jóvenes
Polillas Guardias Jóvenes de Valdemoro
Jóvenes «Polillas»
Mujeres Guardias Jóvenes "Polilla" del Colegio de Valdemoro
Mujeres «polillas»
Pruebas Físicas de los polillas del Colegio de Guardias Jóvenes en Valdemoro
Gimnasia. Artes Marciales en el Colegio de Valdemoro

«El Corralillo» se convierte en parque público

La clausura oficial de las instalaciones del Colegio de Guardias Jóvenes, ‘El Corralillo’, data del 23 de junio de 1972, coincidiendo con la Jura de Fidelidad a la Bandera y Entrega de Nombramientos a los Guardias Jóvenes componentes de la LIV Promoción, aunque su cierre no fue inmediato. Durante un tiempo fueron utilizadas como garaje para los turismos y motocicletas del Destacamento de Tráfico de la Guardia Civil de Valdemoro y sus caballerizas siguieron albergando a los solípedos de la Sección de Caballería en tanto finalizaban las obras de sus homónimas del Colegio nuevo.

El gobierno municipal de la localidad ideo la creación del Parque Duque de Ahumada y dotación del espacio urbano en esos terrenos, fue posible por el esfuerzo realizado por la Alcaldía ante la Dirección General de la Guardia Civil y el Ministerio del Interior, consiguiéndolos sin coste alguno para el municipio.  Paralelamente se gestionó ante la Comunidad de Madrid la ayuda correspondiente para la construcción de un parque, dentro del proyecto “Parque para todos” promovido por la Consejería de Agricultura y Ganadería, que financió la obra que se elevó a 120 millones de pesetas, el Ayuntamiento colaboró con los gastos de la urbanización del espacio.

Derruido ‘El Corralillo’, después de una larga agonía hasta su desaparición física, que no sentimental, y urbanizada la zona, se procedió a levantar el parque sobre un solar de 10.000 metros cuadrados, estructurado en tres alturas distintas para no perder su antiguo nivel de construcción. Su ejecución se desarrolló en dos fases, comenzando los primeros trabajos en 1986 y concluyendo en mayo de 1987. El proyecto partía de una estructura cerrada, diseñado para el paseo y empleando la técnica en su construcción de la recuperación de parte de los antiguos muros mudéjares de piedra y ladrillo que modulaban ‘El Corralillo’.

El Parque fue inaugurado por fin el 7 de mayo de 1987 con gran solemnidad, contando con la presencia de altos cargos del Ministerio del Interior, Director General de la Guardia Civil, Presidente del Ejecutivo Regional, Alcalde de la Villa, Director del Colegio de Guardias Jóvenes y pueblo en general.

El día 23 de abril de 1999, con motivo de los actos conmemorativos de las Bodas de Oro de la Asociación de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil, se homenajeó al pueblo de Valdemoro, a la vez que se donó por parte de la misma, el grupo escultórico Colegiales que quedaría instalado en el Jardín del Duque, un entrañable jardincillo existente enfrente de la puerta principal de “El Corralillo”.

Y en el año 2003, con motivo del bicentenario del nacimiento del Duque de Ahumada organizador y primer Inspector General de la Guardia Civil y fundador de la primitiva Compañía de Guardias Jóvenes, el Ayuntamiento de Valdemoro erigió un monumento en su memoria que preside el espacio de mayor capacidad del parque, aproximadamente en el centro de lo que fue el Patio de Armas del antiguo Colegio.

Parque del Duque de Ahumada del Colegio de Valdemoro
Parque «Duque de Ahumada»

Hoy en día

En una sociedad tan globalizada y cambiante, hoy en día el Colegio de Guardias Jóvenes fundado como Compañía de Guardias Jóvenes en 1853 por el primer director y organizador del Cuerpo, El Duque de Ahumada, sigue atesorando aquellos valores que hace tantos años dejo plasmados su creador: Formar buenos guardias civiles, cabales y honrados, que sirvan plenamente a España. Además, hay información adicional en el articulo Curso de Ingreso en el Colegio de Guardias Jóvenes del blog de la academia pinto, la mejor academia de Guardia Civil para preparar las oposiciones.

Las tradiciones se siguen preservando en ese recinto que cada mañana se levanta a golpe de corneta y que fluye de actividad con los cientos de jóvenes que en ellos se forman para cumplir un sueño, seguir los pasos de sus padres y ser guardias civiles.

Ser guardia civil y “polilla” es un orgullo, a todos ellos se les encoge el corazón cuando erguidos y formados en el patio del Colegio enfrente de la estatua del Duque de Ahumada entonan el himno del Guardia Civil, una de cuyas estrofas deja claro esa forma de vida:

“Soy Guardia Joven

Que aspiro y quiero

Ser caballero de mi ideal,

Que es, que mi Patria

Sea grande y fuerte,

Siempre inmoral”

Mujer Polilla Valdemoro
Guardia Joven mujer
Hombre Polilla Colegio Guardias Jóvenes Valdemoro
Guardia Joven hombre
Escudo Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro
Escudo Colegio «Duque de Ahumada»
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